Un logo no sólo resume la personalidad y el estilo de una empresa: es su alma, su carta de presentación y el orgullo de toda una corporación que se ve representada en ocasiones únicamente en unos simples y sencillos trazos.
Es por ello, por todo lo que abarca, que su presencia es importante que se garantice en cuantos más lugares y con mayor visibilidad mejor. Para ello, no hace falta un soporte publicitario de grandes dimensiones: en objetos de pequeñas dimensiones pero cotidianos como un pendrive, monedero, bolígrafo etc. Se asegura más presencia al usarse a diario y donde empresas especializadas como Office Paper puede darles más difusión.
Imagen: officepaper.com
Características de un buen logo
Un buen logo debe ser reconocible y que tan solo con su silueta, el público sea capaz de reconocer qué y a quién representa. Igualmente, su presencia debe satisfacer a su portador que, en objetos cotidianos, camisetas o cualquier elemento en el que se imprima, se sienta identificado o como parte de la esencia de lo que transmite.
Por estas mismas características, el logo no debe “desagradar”: ni ser estridente, recargado, ni contener imágenes o iconografía que pueda resultar sectorial (que represente únicamente a un colectivo concreto).
En diseño se tiene muy presente la expresión “menos es más”, que puede ser perfectamente útil a la hora de crear un buen logo. Cuanto más sencillo de reproducir mucho mejor.
Correcta difusión de la presencia de marca
La publicidad a día de hoy es considerada invasiva. El receptor capta que se le quiere convencer de algo y le causa rechazo la idea de que se le “bombardee”. Es por ello por lo que para la correcta difusión y asegurar la presencia de una marca en el entorno, resulta tremendamente eficaz buscar la “utilidad” para el usuario. Que éste se convierta voluntariamente en embajador de la marca sin sentirse invadido.
Para ello, no hace falta costear anuncios o cartelería. La publicidad en el S.XXI no se encuentra en las paredes o en los televisores: se encuentra en el día a día. Desde los bolígrafos con los que trabajamos hasta una caja de galletas decorada. La fórmula es perfecta: 24 horas de presencia publicitaria con la total aprobación del usuario.
La idoneidad de captar al público adecuado
Si no se es afín a un partido político por ejemplo, difícilmente por muy útil que nos pueda parecer usaremos una memoria USB en el que aparezca el logo de tal partido. La memoria USB nos puede resultar igual de necesaria, pero al tener impreso tal signo, dice más de nosotros de lo que nos gustaría, por lo que descartamos la idea.
Sin embargo, una batería externa para el móvil de una tienda local, pese a que podamos tener el mismo grado de relación que con el partido político (es decir, que no seamos clientes), nos resulta práctico y no nos desagrada que a la hora de hacerla visible, se nos relacione con el comercio de barrio. Con ello hemos roto la barrera del usuario, que hace visible nuestra marca y le da promoción en su entorno.
Gracias a esta acción, no sólo realizamos publicidad en espacios donde difícilmente llegaríamos (una oficina, la sala de espera de una consulta, una parada de autobús etc.), sino que al momento en el que el usuario o su entorno, necesite de algún servicio que ofertemos, tendrá bien presente a qué nos dedicamos y nos recordará como la empresa que en X situación, gracias a nosotros pudo recargar su móvil.
Es por esta razón por lo que se llega antes a un público objetivo y no objetivo ofreciéndoles utilidad, que con un cartel o una camiseta que, de no estar adecuadamente diseñada, probablemente caiga en el olvido inutilizando la inversión.