De unos años a esta parte, la preocupación por la contaminación es un asunto que cada vez está más presente en nuestra vida diaria. Desde la actitud para con el reciclaje hasta la forma en que nos movemos por las grandes ciudades, por no hablar de las ordenanzas municipales que se han estado llevando a cabo para disminuir los niveles de contaminación el los núcleos urbanos. Como no podía ser de otra manera, este tema se ha visto mediáticamente sometido a análisis constante, insistiendo en la mala calidad ambiental de las ciudades. Y este aire es el que utilizan los edificios y oficinas para ventilar los edificios, cosa del todo perjudicial para la salud de los trabajadores, es decir, de todos nosotros. A raíz de esto, se han instalado corrientes de reforma de edificios y adecuación de las infraestructuras en el mercado de los edificios con el fin de mejorarlos. Paralelamente a este problema se han abierto también numerosas posibilidades competitivas para sacar el mayor partido a los edificios y convertirlos en edificios verdes y sostenibles. Esta sostenibilidad se logra por medio de sistemas de filtración, purificación del aire y ventilación como los que instalan y certifican empresas como Aire Limpio (www.airelimpio.com), con tecnología que erradica agentes contaminantes y alérgicos así como bacterias, gérmenes…
¿Cuáles son estas nuevas oportunidades?
La primera de ellas y quizá la más importante de cara a la imagen de la empresa, se trata de proyectar deseabilidad de trabajar en la empresa, que se compromete con el medio ambiente y con la salud de sus empleados. Se trata también de crear una determinada cultura e imagen de empresa, que puede ser fundamental a la hora de impulsar grandes campañas publicitarias.
Por otro lado, en el mercado español de oficinas y edificios se echa de menos un producto de calidad, es decir, edificios con instalaciones óptimas pensadas para favorecer el trabajo en equipo y la situación de los trabajadores en la empresa. Ahora se presenta una oportunidad de oro para todos aquellos dueños de oficinas y edificios, que pueden mejorar estas instalaciones revalorizando así el valor de sus inmuebles. Hoy en día, disponer de un edificio con una buena calidad ambiental es una diferenciación en el mercado. Estos edificios reciben una certificación Leed (reconocida internacionalmente) que, en mercados maduros que se caracterizan por la buena praxis, son capaces de captar rentas más altas en el mercado de alquiler, alcanzan un valor más elevado en las transacciones y se venden y/o alquilan con mayor rapidez. Como hemos dicho, hoy en día supone una diferenciación en el mercado con respecto al resto de edificios, pero en unos años se convertirá en norma general, dejando en nuestras manos un activo obsoleto e insalubre.
Pero hay que tener claro que renovar un edificio no es gratis. Un edificio sostenible es más caro que uno convencional a la hora de ajustar un presupuesto y sobre todo adjudicar una obra. Por eso cuando algunos constructores presentan los presupuestos se les deniega por ser demasiado altos y se va en busca de un presupuesto menor. A lo mejor sí que puedes ahorrar en algunas cosas y disminuir un poco el coste de la construcción, pero una grande bajada de precio supone, en todos los casos, una baja calidad del producto final y una gran insatisfacción por parte de la persona que lo mandó construir.
Así que hay muchas razones para sumarse a la corriente de edificios verdes, incluso porque algunos estudios recientes de alta reputación como uno de la Universidad de Hardvard, afirma que en un ambiente saludable, bien ventilado y con buena calidad del aire, los trabajadores son más sanos y aumenta la productividad.
David Alonso