Por Álex Beltrán
Decía Einstein: “Si quieres resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”.
No importa si eres un empresario de éxito o un pequeño emprendedor, si queremos adaptarnos y entender mejor el mundo de los negocios que nos rodea, es mejor contar con alguien que nos enriquezca, que nos ayude a ver nuestro potencial y a mejorar nuestras debilidades.
El desarrollo empresarial del siglo XXI ha marcado también un antes y después en las formas en las que un empresario (y sus empleados) se tienen que organizar para enfrentarse al mundo exterior.
Mejorar los resultados, así como el rendimiento de los empleados, es lo que ha llevado a muchos directivos a desarrollar programas de entrenamiento o coaching empresarial. Es decir, ponerse en manos de un entrenador que les ayude a liberar su máximo potencial, fije las metas correctas y la forma más rápida de conseguirlas.
Y es que el sector empresarial de hoy en día es una jungla que casi nada tiene que ver con cómo los empresarios funcionaban hace tan sólo unos años. El nuevo entorno es muy competitivo, fluctuante y obliga a los empresarios (y sus organizaciones) a ser flexibles a estos cambios.
Por qué necesito un entrenador
Es necesario prepararnos para mejorar. No sólo en nuestras relaciones con empleados y clientes, sino para tomar mejores decisiones, analizar mejor el impacto de éstas y, en consecuencia, posicionarse mejor para competir con éxito.
Muchas veces es necesario que nos saquen de nuestra zona de confort o de seguridad en la que naturalmente nos situamos y que, en muchas ocasiones, impide que seamos conscientes y nos cerremos a nuevas expectativas o proyectos por miedo al fracaso. Atravesar el camino de una zona a otra, implica motivar nuestra parte emocional, de deseo y desafiarnos a nosotros mismos.
En qué consiste
El coaching se ha manifestado una como una herramienta muy útil tanto para grandes como para pequeñas y medianas empresas. La clave: que el entrenamiento se adapte a su composición y sus necesidades. Puede centrarse únicamente en el ejecutivo o personal directivo, o dirigirse al conjunto de empleados, mediante charlas motivacionales.
Pese que el entrenamiento se destine a lograr un cambio, debe de estar bien centrado en el presente, moldeado y centrado en un contexto concreto, podemos optar por un programa interno, con personal previamente formado o con especialistas externos.
En el ámbito más personal, dirigido a un empresario o pequeño grupo, el entrenador ejerce el papel de consejero. Su fin es promover el cambio estratégico gracias a su capacidad de diagnosticar acertadamente la situación de la empresa y guiar el proceso de toma de decisiones.
Es fundamental que el coachee (entrenado) esté motivado, sea consciente de sus debilidades y se implique en lograr los objetivos. Se trata de concienciar al directivo sobre dónde pueden estar los desequilibrios entre gestión y los posibles errores cometidos, para pasar a una situación que los expertos denominan de incompetencia consciente, necesaria para la mejora.
En el caso de las charlas motivacionales dirigidas al personal de la empresa, el entrenamiento se ayuda de técnicas tradicionales de motivación deportiva. Irá más dirigido a detectar habilidades del personal, motivación para que logren mejorar su rendimiento, herramientas para resolver conflictos o a técnicas dirigidas a garantizar la satisfacción de las personas con su trabajo y a que se sientan reconocidas tanto en sus funciones como en sus expectativas.
Optemos el tipo de coaching que optemos, siempre hay oportunidad para aprender a ver el mundo desde otro punto de vista y mejorar.